Parece un extraño argumento para una película "de guerra", pero es que, en realidad, estamos ante una de las películas más anti-bélicas que jamás he visto. Baste decir que en España estuvo prohibida hasta once años después de la muerte del dictador Franco.
Es imposible ver ‘Senderos de gloria’ y que algo no se altere por dentro de uno. Tres peones sacrificados para poder justificar lo injustificable.
Dirigida de forma magistral por un joven Stanley Kubrick y protagonizada por un genial Kirk Douglas, la película, como una obra de teatro, se divide en tres partes bien diferenciadas:

b) El segundo bloque es el juicio. Otra batalla que se sabe también perdida.Es un juicio que resulta toda una pantomima, los tres hombres son juzgados a muerte y ejecutados ante la mirada impasiva de sus compañeros.
c) El tercer bloque es un canto de falsa esperanza. Uno de los mejores finales de la historia del cine. Un grupo de soldados franceses observan como una muchacha alemana es obligada a cantar delante de ellos. La cámara recorre la mirada de todos los personajes, y descubres que hay más miedo en los hombres armados, que en la tierna chiquilla que gimotea gorgoritos delante de ellos.
La película te deja con un nudo en la garganta. Pero no de emoción, sino de impotencia. Y eso es algo que muy pocas veces consigue el cine.
Todo es magistral en esta obra de culto. En la retina quedarán para siempre los travelling por las trincheras y la emocionante escena final. Insuperable. (Pablo Kurt: FILMAFFINITY)
PUNTUACION FILM AFFINITY: 8,5